El 18 de mayo de 1811, hace 203 años, se
produce en la villa de Las Piedras, Canelones, uno de los primeros hitos del
proceso de Emancipación Oriental.
La
Batalla de
las Piedras enfrenta a las fuerzas españolas organizadas en un ejército al
mando de Posadas; y a Artigas, con
fuerzas muy diversas cuya esencia no era la profesionalidad, sino el hecho de
ser voluntarias, venir de diversos orígenes; había blandengues pero también
había lo que se llamaba el vecinaje alzado, gente que se levantaba en armas.
José Artigas, que formalmente no era
nadie, era un desertor de Blandengues, logró juntar la gente porque era el
“coquito” de la campaña; los indios, los gauchos e incluso los estancieros o
terratenientes lo conocían, y dicen varios documentos, que bastaba largar su
nombre en la campaña para que todo el mundo temblara. Entonces Artigas ya era
alguien, y el triunfo en Las Piedras es de vital importancia porque le da el
control de Montevideo, que era la ciudad que se definía desde el principio por
la pertenencia a España; pero más importante aún son los rasgos humanitarios
que afloran de la personalidad artiguista; frente a la euforia de la victoria,
Artigas aún puede tener la grandeza de pedir “clemencia para los vencidos,
curad a los heridos, respetad a los prisioneros”.
Libertad,
igualdad, justicia y solidaridad son principios que nos integran y convocan cada vez que
revivimos nuestra historia.